Los líderes integrales son conectores y multiplicadores que fomentan y cultivan vínculos genuinos, generando resultados de impacto ganar – ganar, agregando valor desde la autenticidad y la comunidad compartida de conocimientos y experiencias de vida.

¡Liderazgo es influencia! Es la habilidad que poseemos para unir personas, propósitos, esfuerzos, comunidades, continentes… en fin, compartir desde el corazón, la pasión y la humildad, las ideas innovadoras, la necesidad del cambio, la firmeza para tomar las decisiones difíciles, así como la fe para accionar y obtener el éxito aún en medio de retos e incertidumbre.

¡Conectar con los demás es parte de nuestra esencia y diseño!

Somos seres de relacionamiento en todas las esferas de nuestro mundo.  No puedes ser un líder si no cuentas con personas valiosas que de forma genuina te acompañen, crean en tu visión y conecten con tus valores y propósito.

Considero que una de mis fortalezas más valiosas como líder es que de manera genuina me intereso por las personas, me inquieta cuando observo a alguien con potencial estancado, cuando las personas no ven las oportunidades y pierden la esperanza, y cuando se están gestionando desde sus limitantes y no desde su grandeza.  Así mismo, cuando intervengo en empresas que están en crecimiento o en estancamiento, veo claramente sus oportunidades para su expansión.  Disfruto edificar a los demás, acompañarlos a descubrir sus talentos y de una manera práctica demostrarles que sí se puede, en fin, es parte de mí agregar valor donde quiera que vaya. Y eso genera conexiones poderosas y duraderas.

Conectamos con los demás, cuando primero hemos conectado con nosotros mismos, con nuestro mundo interior, ¡alma y espíritu!  Cuando fluimos desde la autenticidad, respetando a los demás y aceptando su diversidad, mostrando nuestro interés por sus anhelos, y nuestra capacidad de apoyarles sumando a su desarrollo integral.

¡La responsabilidad de crear la relación y conectar es del líder, no al revés! Se pierde mucho tiempo en especial en el mundo corporativo, donde personas que ocupan posiciones de liderazgo y poder, no siendo necesariamente líderes, sino jefes, promueven la idea de que como es el más importante, todos deben procurar conectar con él, son los responsables de fomentar y desarrollar la relación.  Este tipo de personas en posiciones ejecutivas y de influencia, por lo regular están solos en la organización, paradójicamente rodeados de personas talentosas, pero inseguras, que se someten a ese estilo de liderazgo por razones meramente económicas y por conservar “un buen empleo”.

Cuando esto sucede, es posible que la organización logre los resultados, sin embargo, lo que el equipo de trabajo lograría si el modelo de gestión de su líder fuese desde la integralidad, la humildad, la apertura, el buen ejemplo y sobre todo de manera coherente, por seguro los resultados fueran extraordinarios, más allá de lo esperado, y ese equipo de trabajo se convertiría en un grupo de personas inspiradas, que de forma natural agregan valor poniendo sus talentos 100% al servicio de los demás y de la organización; se convertirían en un equipo de alto rendimiento, un equipo de personas unidos, conectados desde su esencia, y eso es muy poderoso y transcendental.

Asimismo, cuando diseñamos el mapa de relacionamiento de la empresa, identificamos las personas claves dentro de cada área de interés, como lo son clientes, suplidores, socios, aliados, gobierno, potenciales inversionistas, comunidad, en fin, es importante diseñar ese mapa con sabiduría y estrategia y asignar personas del equipo de liderazgo para desarrollar esas relaciones.  Cuando se cultivan genuinamente se convierten en vínculos canalizadores de resultados positivos de mutuo beneficio y por supuesto la proyección de crecimiento para la organización aumenta.

¡Liderazgo es influencia! es la habilidad que poseemos para que personas decidan moverse hacia un mismo propósito y lograr inspirarlos desde nuestro ejemplo, mostrando evidencias tangibles de la ejecución de proyectos exitosos de manera integral.

Cuando poseemos la capacidad para influir e inspirar, generamos de manera genuina conectar con las personas en nuestro entorno personal y profesional.

Ahora bien, la conexión genuina con otras personas se da cuando hemos dejado de lado el ego que divide, el orgullo que nos muestra engreídos y la arrogancia que nos separa de la humildad.  Cuando entendemos que como líderes integrales debemos sumar valor a la vida de otros, para exaltar sus talentos, acompañarlos en sus áreas de oportunidad, siendo asertivos y empáticos con la retroalimentación desde la edificación no la crítica, sin tomarnos las cosas personales, ya que retroalimentamos el hacer de los demás, sin tocar su maravilloso Ser.  Mostrando nuestra vulnerabilidad como seres humanos y fomentando un ambiente de apoyo y confianza.

El líder integral conoce su propósito, sabe quién es, está conectado con sus dones y talentos, se inspira e inspira.  En todo su accionar, a pesar de los retos y los sacrificios, se mantiene enérgico y con una pasión por aquello que cree. Reconoce sus habilidades y se hace acompañar de gente talentosa, las cuida y se complementan mutuamente para el logro de las metas y la apuesta al crecimiento constante.

En la medida en que adoptes las características de estos pilares, estarás más cerca de ser un líder inspirador que conecta e impacta a otros profundamente, logrando juntos sus metas y alcanzando continuamente su más alto nivel.

Te invito a compartir este post con líderes como tú, a los cuales decidas sumarles valor y multiplicar tu liderazgo en ellos.

Y recuerda que las posibilidades son tan amplias como el horizonte. Abre tu mente, tu corazón, emprende tu vuelo al más alto nivel, ¡desde adentro hacia afuera!

¡¡¡Gracias por leerme!!!